Tauromaquia, autoritarismo y negocio
Como sabemos, el Ayuntamiento de Arnedo y la Comunidad Autónoma de La Rioja han subvencionado con más de 5000 euros una escuela para someter a niñxs desde los 5 años a imágenes y técnicas de tortura y maltrato hacia los toros.
De éste modo intentan habituar a lxs niñxs desde pequeñxs a imágenes sangrientas para que asociadas a música agradable y fiesta dejen de percibir el maltrato, que sería lo habitual y evolutivamente lógico en lxs niñxs a esa edad. Todo ello bajo presión de los sectores taurinos influyentes y minoritarios de la ciudad que ven como cada año crece el rechazo a ésta matanza, que no olvidemos que ha sido construida y promovida desde distintas formas autoritarias de tintes patriarcales, con tendencia o estructura estatal, desde la Edad de Bronce, pasando por la antigua Roma, creciendo como tal desde la Baja Edad Media, siendo Alfonso X "el Sabio" gran admirador del maltrato taurino; evolucionando a través de los trabajos ganaderos de conducción, encierro y sacrificio en los macelos o mataderos urbanos convertidos en espectáculo que comenzaron a construirse en España durante el siglo XVI, instalándose con la Ilustración (s. XVIII) en la modernidad, estatista, del "todos contra todos", hedonista y eudemonista, ultratecnológica e industrialista; imperialista, capitalista y urbana, que hasta hoy, y día a día, se afianza sin duda como la era más destructiva de las conciencias y la naturaleza a escala mundial.
Además, en la actualidad existen numerosos estudios que demuestran que un niño sometido a temprana edad a imágenes de crueldad hacia lxs animales sufre un shock que no puede expresar en el ambiente que le rodea pero que años mas tarde puede manifestarse en forma de estrés postraumático, ansiedad, conducta disocial, etc. comprometiendo de este modo la salud psicológica y moral del niñx en el futuro.
El Negocio de la Tauromaquia.
La tauromaquia es, a día de hoy, un negocio que mueve mucho dinero. Ganaderxs, torerxs, organizadores de corridas, pero también bares, fabricantes de utensilios, talleres de sastrería, vendedores de souvenir, hostales y hoteles, etc., obtienen beneficios económicos de esta actividad. Este hecho debe ser, como mínimo, conocido aunque de por sí no justifique nada. En las siguientes líneas intentaremos acercarnos al aspecto económico de la tauromaquia.
Funcionamiento. Cómo se monta una corrida.
Para montar una corrida hacen falta toreros, toros, una plaza y un empresarix dispuesto a organizarlo todo.
Los diez toreros más reputados pueden ganar entre 120.000 y 240.000 euros por una corrida en una plaza de primera. Lxs aspirantes a primera línea llegan a entre 2.000 y 3.000 euros por una corrida en una feria de un pueblo grande. Lxs subalternxs cobran en ese caso unos 500 euros.
Con los toros pasa un poco lo mismo. Más adelante entraremos más a fondo en la economía de lxs ganaderxs, pero también se ve la gran diferencia entre las pocas ganaderías de renombre y el resto. Una ganadería de primera cobra por un toro sin defectos una media de 5.000 y 6.000 euros, aunque las más afamadas pueden llegar a duplicar o triplicar ese precio con facilidad en una plaza de primera. Las demás ganaderías cobran prácticamente la mitad que las anteriores y mucho menos cuando se trata de vender toros para capeas de pueblos, novilladas o para que los toreros entrenen.
Los gastos de montar una corrida en un pueblo oscilan entre los 50.000 y 60.000 euros. Los ayuntamientos suelen ofrecer una subvención de 20.000 euros, para que las entradas no pasen de los 20 euros. Teniendo en cuenta que las plazas no se llenan, los ingresos por entradas no superan los 30.000 euros (a todo esto habría que sumar los derechos de retransmisión televisiva, en caso de haberla). Nos encontramos ante un negocio poco rentable, que depende totalmente de las subvenciones públicas y en el que unas pocas figuras del toreo y ganaderías de renombre mueven las grandes sumas.
Ganaderías. Los toros, costes y márgenes.
Como ya hemos dicho, el precio de venta de un toro, considerado pura mercancía, dependerá en gran medida de su ganadería de procedencia. Influirán otros factores, como su edad, el tipo, el trapío, los fallos, etc., pero eso variará dentro de unos márgenes determinados por su ganadería (el hierro, que dicen lxs taurinxs). Criar a un toro tres o cuatro años tiene un coste de unos 1.000 euros al año (incluye el coste de vaquerxs, veterinarixs, comida, caballos, mantenimiento de instalaciones, transportes, etc.). Teniendo en cuenta los precios a los que luego se venden, muchxs ganaderxs se mueven en unos márgenes bastante inestables, dependiendo de poder vender a buen precio los mejores toros para tratar de compensar las rebajas que tienen que hacer para vender los demás.
Para estimar la densidad de este negocio, vemos que de los 1.350 millones de euros que mueve la tauromaquia directamente, 60 llegan a manos de los ganaderos.
Las grandes cifras.
En España hay unxs 1.200 ganaderxs de toros de lidia, que crían al año unos 37.000 toros para ser lidiados en más de 3.300 plazas (fijas y eventuales). Es un negocio estimado en unos 2.500 millones de euros anuales, del que se mantienen unas 1.500 familias. De esa cantidad, unos 1.350 millones de euros proceden de la actividad directa relacionada con el toreo (entradas, toros, derechos de imagen, carne, etc.) y el resto proceden de la actividad adicional: bares, transporte, taxidermia, etc. En cada patrimonio y transacción, el Estado también se lleva su porcentaje de impuestos para seguir fomentando políticas alejadas del derecho de cada individuo a pensar, opinar y elegir en las distintas cuestiones políticas que afectan a una sociedad.
El 70 por ciento de los municipios de España celebran cada año un total de 17.000 festejos taurinos de todo tipo. Aún así, el negocio es deficitario en la mitad de las plazas y la temporada 2009 se cerró con más de 4.000 toros cosificados en las dehesas. Los recortes en los presupuestos debidos a la crisis afectan duramente a un negocio que depende de las subvenciones para mantenerse. En 2009 se celebraron 434 festejos mayores menos que en 2008 (una caída del 23 por ciento), lo que supone que 2.604 reses se han quedado sin lidiar en las fincas y que, unidas a las 1.782 sobrantes de 2008, suman un excedente total de 4.386 toros para 2010.
Subvenciones.
Como ya hemos dicho, sin subvenciones, la tauromaquia sería una actividad totalmente marginal, sólo al alcance de aquellxs que pueden permitirse perder el dinero con tal de ver una corrida de toros. Pero, ¿de cuánto dinero estamos hablando? Se estima que la cantidad que las administraciones públicas dedican a fomentar la tauromaquia supera los 560 millones de euros anuales (nos hacemos una idea de lo que significa viendo que construir un hospital de 40 camas, como el Hospital Tres Mares (Reinosa, Cantabria), ronda los 15 millones de euros). Visto de otra forma, una familia (que se define patriarcal) estándar de 4 miembrxs pierde 47 euros anuales para sostener y promocionar el maltrato taurino.
Miles de entradas son adquiridas por los organismos públicos y regaladas a asociaciones, partidos políticos y particularidades, con lo que los datos de ingresos por venta de entradas quedan falseados.
En 2006, la Comunidad de Madrid destinó casi 500.000 euros sólo a la promoción de actividades taurinas en los ayuntamientos, y otros 110.000 euros a asociaciones taurinas. La Junta de Andalucía subvencionó con 300.000 euros a las asociación andaluza de escuelas de tauromaquia "Pedro Romero". El Gobierno de La Rioja concedió a la Asociación Juvenila Peña Los Taurinos de Aguilar 5.900 euros para la reparación de su local (en la misma partida presupuestaria, Cruz Roja Juventud de Arrendó, recibió 3.300 euros).
El Ayuntamiento de Oviedo gastó 60.000 euros en comprar entradas para regalar de la corrida del 19 de mayo de 2007, y cedió la plaza y la banda de música sin cargos para el empresario.
En 2008, la Junta de Andalucía subvencionó a las Escuelas de Tauromaquia y a la Fundación Andaluza de Tauromaquia con un total 401.700 euros.
Lxs empresarixs.
Con el estímulo original estatal (y por ello, de esencia militar, como ya su propia Constitución adelanta) del capitalismo y la crisis económica actual, las clases empresariales planean nuevos beneficios para sus bolsillos. Tras el fracaso de la Confederación de Asociaciones de Profesionales Taurinos y la Feria Mundial del Toro (que se celebraba anualmente y pasará a celebrarse bienalmente debido a las grandes pérdidas económicas que genera), la baza que están intentando lanzar es la Mesa del Toro. Pues bien, tras la presentación de los objetivos y proyectos de la Mesa del Toro para el 2010, tampoco parece que el sector se haya unificado. Las diferencias tan marcadas que hay entre lxs empresarixs de primera línea y el resto hacen que a veces se llegue al cruce de acusaciones públicas. De todos modos, la intención de organizarse para intentar evitar que el negocio de convertir la tortura en espectáculo se hunda es reconocida por todas las organizaciones empresariales taurinas, que siguen intentando sacar tajada a costa de otra versión autoritaria opuesta a la convivencia, el especismo.
Otro
ejemplo de cómo la política estatal, en este caso parlamentarista y
partitocrática, y sus leyes, a la par que su otra herramienta, el
capital, finalmente se imponen y no entienden de moral, democracia ni
gobierno libre del pueblo (auténtico, y no orquestado desde las
élites poderhabientes que someten a la mayoría de seres vivxs de
una u otra forma).
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